Si habéis leído este blog y las entradas anteriores sabréis que soy miembro de Mensa, a finales del año pasado (6 al 8 de diciembre) se realizó un encuentro anual de los socios de España en Lleida; este evento ha salido en algunas publicaciones mediáticas como La Vanguardia, Libertad Digital y en el programa El Intermedio de Jose Miguel Monzón (conocido como el Gran Wyoming); los comentarios de la gente que escribe en esas páginas, escudándose en el presunto anonimato que puede ofrecer Internet escriben a cada cuál mayor barbaridad y demostración de ignorancia supina; veo que es muy común de la raza humana el atacar algo que o no se comprende o se ve superior respecto a uno; ya sea el presunto "compañero" de trabajo, ya sea el jefe, ya sea la figura de alguien superdotado. La cuestión es criticar, la cuestión es tan simple como eclipsar los éxitos o logros del resto para que no destaque demasiado y no nos deje en evidencia por nuestra dejadez, bajo rendimiento o falta de trabajo; en vez de animarse a mejorar, se anima a hacer que el resto no trabaje tanto; en vez de tirar para arriba, que todo el mundo baje el nivel.
Esta forma de pensar la estoy viendo en muchos sitios; ya sea en la "Conselleria d'Educació", donde se está tratando de anular las escuelas que promocionan a la gente que rinde dándoles estímulos extra tratando de que se "integren" con el resto, es decir, que estén con todos los niños y la clase vaya toda al mismo ritmo, es decir, al más lento. ¿No es esto poner palos a las ruedas de la educación y crecimiento? Depende del factor en el que nos basemos para ese estudio. Si miramos en aras del futuro, si, es evitar que niños capacitados lleguen a su potencial, es limitar la capacidad de conocimiento y raciocinio de un niño. Si miramos por el lado económico todo cambia; hay menos profesores, menos aulas, por lo que hay menos sueldos que pagar y menos colegios que mantener, por lo que todo este tema de la integración, a parte de ser una utopía (al menos según mi experiencia y la de mi mujer, maestra de educación especial), puede ser un pequeño balón de oxígeno temporal en el tema económico; aunque pueda ser que facilite el tema del bullying en el colegio al tener los "matones" más objetivos a los que pueden atacar. Tal como decía un ex-jefe mío, esto es pan para hoy y hambre para mañana.
También lo veo en diversas empresas, ya sea del sector público o privado, donde lo que se premia es la labia y capacidad de "enrollarse", no al de producir o trabajar; donde tus ideas sólo tienen validez no según cuando las digas, si no según a quien estés "arrimado". ¿No os ha pasado nunca que dais una idea, nadie os oye (o eso parece) pasa un tiempo, otra persona da esa misma idea y entonces todo el mundo la acepta y dice que es muy buena, que como es que nadie la había tenido antes, felicitan al que la ha dicho en último momento y aunque digas que eso ya lo habías dicho, nadie se acuerda? No sé a vosotros, a mi me ha pasado ya un par largo de veces, a lo que ahora opto por, sencillamente, callarme y aceptar lo que digan, total, soy un inexperto y un "tonto" de la empresa, por lo que todo lo que diga no será tenido en cuenta, así que me callo; todo hay que decir que ésta es mi respuesta ante la petición de alguno de estos "tiburones de ideas" a que diga algo, ni que sea en "petit comité" y no se por que últimamente no se les felicita tanto, ¿por qué será?.
Hay veces que la web de Despair da en el clavo...
1 comentario:
Según mi experiencia los que son buenos en algo, tienden a dejarselos encasillados en ese algo, para que sigan solucionando los problemas relacionados con ese tema.
A la que uno se sale de su "ámbito" siempre es visto como un posible competidor, quizás es cierto que se sea. Y entonces ya se comienza a competir en otra liga, con otras aptitudes, y actitudes, que en la que estamos acostumbrados de jugar. De ahí esas reacciones "extrañas", que no justificadas.
En ocasiones he podido observar que el trabajo para una sociedad no es importante en si mismo, si no un medio para poder ascender dentro del organigrama social de prestigio y poder. Ay si Kant levantara la cabeza...
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