Mi mujer padeció un linfoma del que ya se ha recuperado física y anímicamente, pero su cuerpo ha padecido algunas secuelas de todo el tratamiento (quimioterapia, radioterapia, …) así que yendo a la psicooncóloga y otros terapeutas le recomendaron que realizara una limpieza hepática para eliminar toxinas de su cuerpo y que recuperara en parte su correcto funcionamiento y la mejora en la salud.
Nos indicaron que todo estaba bien explicado en el libro "La limpieza hepática y de vesícula" pero ella no se atrevía a hacerlo. Se compró el libro, lo estuvo leyendo pero no le convencía.
A finales del año pasado nos propusimos probarlo; según lo que indica no te puede hacer nada malo (detallo a continuación el proceso sin mucho detalle, explicándolo sólo por encima) y como que una persona haga dieta y en la misma casa otra no jode mucho, me decidí a hacer también el tratamiento; técnicamente para acompañarla y, si de paso me va bien, pues mejor. Así que a mediados de enero realizamos nuestra primera limpieza hepática.
¿Y eso cómo se hace?
El procedimiento dura una semana. Empezamos un lunes dejando de comer cualquier cosa de procedencia animal (leche, queso, huevo, carne, pescado, …) y nos fuimos alimentado realizando una dieta vegetariana; pensé que necesitaría café (solo no me lo puedo tomar, necesito con leche, por lo que no tomé nada de café una semana) pero pude pasar sin nada de cafeína extra. Otro detalle de la dieta es que cada día toca beberse un litro de zumo de manzana; así que ya me veis cada día en el trabajo con una botella de zumo de manzana bebiéndomelo cada día (El zumo, no el recipiente...). Luego recomiendan que lo que comas no esté frío; a ser posible a temperatura ambiente como muy frío, esto lo hicimos de lunes a viernes; en un principio ningún problema, sólo que el viernes ya estaba bastante harto del gusto del zumo de manzana. Esta semana descubres toda una serie de alimentos que puedes tomar que a mi me han encantado. A parte del típico arroz, pasta, … descubres el tofu, el seitán, el tempeh, … con algunas recetas más que sabrosas.
El sábado ya es otra cosa. Te recomiendan que te hagas una limpieza de intestino ese día; eso consiste en usar un depósito de 2 litros y una cánula; llenar el depósito de agua templada y usarlo para limpiar tus intestinos… si, metiendo agua por allí abajo y luego, al momento, sacarla…
Otro paso del proceso es ese mismo sábado no comer nada a partir del mediodía, es decir, algo de ayuno hasta el domingo al mediodía. Luego, por la tarde, lo peor (al menos para mí) es cuando toca beberse los vasos de agua con sales Epsom. Al cabo de pocas horas es cuando empieza el desagüe; ir al lavabo cada pocos minutos, sacando mucho líquido. Al final sólo sacas agua, por lo que te recomiendan, para evitar un indicio de deshidratación o intoxicación el que vayas bebiendo mucha agua. Por la noche, toca hacer un zumo de pomelo rosa y naranjas (o limones, dependiendo lo que te guste más) con aceite y bebértelo, luego tumbarte algo incorporado en la cama y relajarte, al cabo de una media hora recostado, a dormir. Por la mañana del 7º día tocaría descansar, tal y como cuenta la biblia, pero tocan dos vasos más de sales Epsom (Puaj) y seguir evacuando agua, pero ya no va sola, ahora sacas una piedrecitas de color verde brillante que flotan y durante la tarde es cuando ya saqué lo que hay a continuación.
Mi cara fue un poema; no me podía creer lo que veían mis ojos.
Durante el domingo saqué como un centenar como la más pequeña y un par más como la de abajo a parte de estas que recogí.
Todo hay que decir que esa tarde y la semana siguiente mi sensación era inmejorable; me encontraba como nunca, con ánimos para hacer cualquier cosa y muy bien de salud.
Ahora bien… ¿qué pasa con esa piedras verdes? ¿Qué es lo que saqué ese día?
Según el libro son cálculos biliares o hepáticos, dependiendo de lo que estuvieran hechas esas piedras. Yo me encontraba bien, así que… puede ser que tuviera piedras vesiculares? Vamos a verlo. Para eso me dirigí a mi médico de cabecera y le enseñé las piedras. Su respuesta fue que no tenia NPI de lo que eran, así que pidió que se analizaran las piedras, las llevé a un laboratorio a analizar y el resultado es el siguiente:
Al quedar otra vez con el médico con los resultados me pidió más pruebas, analítica de colesterol, de hígado, ecografía abdominal, … así que fui a hacerme pruebas, la semana siguiente de la segunda limpieza hepática.
Esta vez no saqué las piedras grandes, sólo unas pocas decenas como las más pequeñas y a media semana, analítica de sangre y ecografía.
Según el médico que me hizo la ecografía me dijo que la exploración era totalmente normal, la vesícula, el páncreas y el hígado los tenía totalmente normales. Como no tenía ninguna exploración anterior, el resultado no es vinculante; podía ser que estuviera bien antes. Ahora bien, lo divertido es el resultado de la analítica del colesterol.
De siempre he tenido el colesterol alto; si las mediciones deben de estar entre 140 y 220 siempre he estado muy cercano a 220 incluso pasando. En una analítica de empresa de finales de noviembre estaba en 232, algo alto, pues en la analítica realizada después de las limpiezas estaba en 177. 55 puntos menos y en la zona media!! Tengo las analíticas en mis manos y es algo bastante increíble, sin apenas cambiar hábitos alimenticios y por diversos temas hacer algo menos de deporte, la bajada de colesterol y triglicéridos es apabullante.
Que si las piedras que he expulsado son cálculos hepáticos o cálculos biliares, eso no lo sé. Sólo sé que lo que he sacado se puede resumir en una palabra MIERDA y más vale fuera que dentro del cuerpo. Vale que puede ser porquería (toxinas varias) que están por el cuerpo y que esa depuración no ha hecho otra cosa que sacarla fuera, doy el voto de confianza a que pueden ser piedras aún no calcificadas de la vesícula, pero hablando con el médico que me hizo la exploración, ya ha hecho exploraciones de gente que le venía con el tema de esas limpiezas, y aún haber “sacado” piedras, sus vesículas seguían llenas de piedras, hecho que puede confirmar el hecho de que lo que realmente se esté haciendo es limpiar el cuerpo de toxinas.
Ahora que recuerdo, no hace tanto tiempo que se tomaba aceite de ricino para hacer purgas, hecho que ayudaba a mantener el cuerpo saludable; aunque por comodidad ya no se hace hoy en día, evitando pasar una “ITV” al cuerpo humano. ¿Será que nos estamos alejando de la naturaleza y no nos acordamos de nuestro cuerpo salvo cuando éste está enfermo?
Mucha más información sobre este tema, en este blog de la limpieza hepática.
1 comentario:
Sin duda no nos ocupamos de nuestro cuerpo más que cuando está enfermo. Vivimos en una sociedad en la que lo urgente siempre prima sobre lo importante.
De todas formas, el aceite de ricino no es recomendable. Hay estudios que indican que su abuso ataca al cerebro.
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